Felipe L. Aranguren, sociólogo y miembro de la Asociación Catalana por la Paz, organización no gubernamental para el desarrollo, es el autor del libro "El negocio del hambre" (Barcelona, ed. Icaria, 2012), que analiza la especulación de los alimentos como una de las causas del hambre en el mundo. Le preguntamos sobre su reciente libro y el problema que plantea en sus páginas.
¿Cuál es el campo de actuación de la Asociación Catalana por la Paz a la que perteneces?
La Asociación trabaja fundamentalmente en dos sectores: con agricultores en Guatemala, en Colombia y en Bolivia y luego, con grupos de pescadores en la zona de Mozambique y Angola. En estos lugares la ACP ha trabajado con el concepto de soberanía alimentaria.
¿Cómo surge el libro "El negocio del hambre"?
El libro surge de constatar que, a partir de la crisis de 2007-2008, gran parte del dinero que había inflado las burbujas inmobiliarias, se estaba desviando al sector de la alimentación. El mercado inmobiliario está hundido y cada vez es más importante el mercado de las materias primas que van escaseando por una serie de factores. Al detectar la subida especulativa de los alimentos y ver que no había nada publicado sobre esta cuestión, me pidieron que investigara en ese campo. Al plantearme hacer el libro, pensé que era necesario colocar un marco para que la gente tuviera una visión general de en qué consiste el negocio agroalimentario; es decir sus prácticas en lo referente al agua, la pesca, la propiedad de la tierra, los alimentos transgénicos, los biocombustibles, etc. Estas cuestiones las presento de manera resumida porque ya existen libros que las tratan más a fondo. Lo que no había era algo sobre este tipo de especulación, la que se refiere a los alimentos. Dentro de ese marco general, se presenta la cuestión de la especulación, que abordo en la segunda parte del libro. Me parecía de interés explicar de una forma sencilla cómo se especula con los alimentos.
¿En qué consiste esta especulación?
La especulación se centra en los llamados mercados de futuro. Las operaciones en la bolsa en el mercado de futuros funcionan a base de algoritmos y el programa marcado por este algoritmo te dice dónde y cuándo será mejor invertir. El funcionamiento de las commodities (término con el que se alude a las materias primas brutas que han sufrido procesos de transformación muy pequeños o insignificantes), es relativamente sencillo, los fondos de inversión o los grandes bancos adquieren opciones de compra de un producto a varios meses con un precio determinado, realizan la operación de compra con el precio pactado meses atrás y venden al precio actual.
A mi me parecía que lo importante es que la gente se diera cuenta de dos cosas: primero, que el que entra a la compra de alimentos para especular, no los quiere para comer, quiere que suban de precio lo más artificial y rápidamente posible; y en segundo lugar que ese proceso coloca a la población mundial más desfavorecida en una situación de emergencia completa. Hay una serie de derechos, sin los cuales se puede vivir, como el derecho al voto, a la libertad de expresión, etc. pero sin comer, no se puede vivir. El acceso a la comida y al agua potable son condiciones necesarias para que la vida humana se desarrolle. Cuando alguien entra en este mercado a comprar especulativamente eso hace que el mercado mejore sus expectativas y que la mercancía se encarezca. Cuando más dinero se mueve, más especuladores atrae, con lo que al final casi hay más especuladores que los llamados “compradores de buena fe”. Cuando una empresa relacionada con la alimentación, como por ejemplo Nestlé compra en el mercado de futuro la cosecha de café del año que viene, en realidad no quiere desprenderse de ese contrato, quiere mantenerlo porque quiere fabricar un producto como nestcafé y para eso necesita de materia prima, a eso se le llama “comprador de buena fe”. Pero el especulador, una vez que consigue que el campesino le venda a futuros su cosecha del año que viene, inmediatamente lo pone en bolsa y lo vende. Es el mismo tipo de proceso que el de la burbuja inmobiliaria, yo voy subiendo los precios hasta que el mercado explota, el último en comprar es el más tonto. Es como el chiste del tipo que fabrica una lata de sardinas, la publicita y se la van comprando unos a otros cada vez más cara, hasta que alguien toma la lata la abre para comérsela y ve que las sardinas están podridas. Y le dicen, tú eres idiota, las sardinas no están para comérselas sino para especular.
¿No ha existido siempre ese tipo de especulación con los alimentos?
El mercado de futuros en sí ya es eminentemente especulativo. El problema es que antes, estas operaciones estaban reguladas y que en la actualidad, desde la desrregulación que hizo EEUU en 1999 del mercado de futuros en commodities, ese tipo de fondos no ha dejado de crecer, pasando de 5.000 millones de dólares en aquel año a nada menos que 175.000 millones en 2009, tras la crisis de 2007-2008. Esta enorme inversión disparó el precio de los productos alimenticios al atraer cada vez a más inversores. Por ejemplo, solo en 2010 el precio de la tonelada de arroz pasó de 400 dólares a 1000 dólares. En la situación actual nada permite pensar que los gobiernos van a actuar en contra de la especulación. Cómo los especuladores se han ido de rositas después de la crisis del 2008 piensan que ya les sacarán los Estados de los problemas otra vez, pensando que son tan importantes que no es posible dejarlos caer.
¿Qué productos son los que sufren la especulación?
Las cestas de commodities no solo incluyen alimentos, sino también energía, petroleo, gas natural, metales preciosos, etc. Lo que hacen los fondos especulativos es, cuando ven, por ejemplo, que baja un poco el precio del maíz, compran litio. Cómo es el mismo fondo trasladan el dinero de un producto a otro, de esta manera reducen riesgos. Si doy siete euros en el fondo de Goldman Sachs, por ejemplo, en su canasta el 35 % va a comprar petroleo, el 15 % va en cobre, otro 15% en aluminio, 15% en oro y plata, un 10% en agricultura y un 10% en ganado.
¿Quíenes son los que especulan? ¿Quienes son los actores de esta especulación?
Yo creo que cada vez más se trata de fondos de la propia banca. Está el Deutsche Bank, JP Morgan, Citigroup, Bank of America, Frankfurter, la Rabobank holandés, Barklays. Es la banca la que ofrece colocar a particulares su dinero, diciéndoles: si tiene 10.000 eurillos, por que no lo coloca en este producto que le da a usted un 12% en vez de comprar preferentes. Te ofrecen invertir en esos fondos, y lo que haces es comprar commodities. Entras en el mercado de materias primas que es actualmente un mercado especulativo.
¿Qué medidas se podrían tomar para acabar con la especulación de los alimentos?
Hay una serie de medidas que se podrían tomar. Una de ellas sería implantar una tasa a las transacciones financieras para que se pudiera extraer un cierto dinero de los movimientos especulativos. Podrían fijarse precios máximos internacionales para los alimentos, limitar el número de contratos, hacerlos más transparentes. Habría que regular los precios del mercado de alimentos mediante una cesta básica a precios asequibles. Se pueden considerar las propuestas del movimiento internacional Vía Campesina, que se resumen en el concepto de soberanía alimetaria; es decir el derecho de los pueblos para definir sus propias políticas y mecanismos de producción, distribución y consumo de alimentos para lograr que sean suficientes y saludables. Localizar los sistemas de alimentación, que exista proximidad entre el productor y el consumidor, control de la tierra por parte de los campesinos, gestión ecológica, disminuir el uso de fertilizantes y de la energía basada en combustibles fósiles. En suma, son precisas políticas de planificación que aseguren el aprovisionamiento sostenible de alimentos para toda la población mundial.
La especulación con alimentos es una práctica inmoral que debería ser prohibida de inmediato. Es responsabilidad nuestra exigir a los gobernantes sobre un mayor control de los poderes económicos que solo buscan enriquecerse de cualquier manera y a costa de todos.
Entrevista: EM